viernes, 13 de febrero de 2015

Adios

Discutieron. Se dijeron muchas verdades y quizá alguna mentira…

Después de casi dos horas en el estudio Tatto & Piercing, Alberto salió a la calle hacia el hotel que había reservado, apenas a 100 metros.



Al llegar se registró y subió a su habitación. Abrió la puerta y dejó la mochila sobre la cama. Comenzó a desnudarse mientras abría el grifo de la bañera. Cuando estuvo medio llena se metió dentro y con una cuchilla se abrió las venas.


Sobre su cuerpo sin vida cubierto por la sangre, apenas podía distinguirse un tatuaje que decía “Adiós Sandra” 

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